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EL BARBERO DE SEVILLA - GIOACHINO ROSSINI

 

 

Ópera en dos actos del compositor italiano Gioachino Rossini. Régis Mengus da con entusiasmo todo su talento al personaje Fígaro. Côte Choeur Opera (marzo / 2015).

 

Acto 1

 

El conde Almaviva ofrece una serenata frente a la ventana  de la joven Rosina que no responde a la misma. El conde oye a lo lejos la voz de un hombre que canta: el barbero Fígaro, su amigo. Almaviva explica a Fígaro su intento de cortejar a la joven y éste se pone a su disposición para ayudarle. Cuando escucharon que Don Bartolo, tutor de Rosina, dijo que saldría y que esperaban a que llegara Basilio, su profesor de música, Fígaro ofrece el recurso de un disfraz para entrar en la casa.

 

Mientras tanto, Bartolo y Basilio discuten una manera de ser libre de la cuenta y llegan a la conclusión de que lo mejor es elaborar un contrato matrimonial. Fígaro oye todo y le advierte a Rosina de las intenciones de Don Bartolo al tiempo que le dice que su primo Lindoro está enamorado de ella. Lindoro es en realidad el conde que finge ser un estudiante para poder acercarse a Rosina. Don Bartolo sorprendente el encuentro entre Fígaro y Rosina y decide mantenerla en casa.

 

Almaviva, disfrazado de soldado, desafía a Bartolo a un duelo de espadas. Tomando nota de que un pedazo de papel pasa a Rosina, Don Bartolo exige a verlo. Ella cambia los papeles y le entrega una lista de ropa para la lavandería. Don Bartolo y el "soldado" discuten acaloradamente mientras Fígaro intenta apaciguar los espíritus, diciendo que sus gritos se pueden oír por toda la ciudad. Un policía interviene, pero es incapaz de saber lo que está ocurriendo.

 

Acto 2

 

Don Bartolo sospecha que el policía es un espía enviado por el conde. Una vez más el conde disfrazado, ahora como Don Alonso, advierte que Basilio está enfermo y no puede dar lecciones a Rosina, así que él se presenta en su lugar y habla a solas con ella. Rosina reconoce a Lindoro a pesar del disfraz y comienza la clase de música, mientras que Don Bartolo descansa.

 

Fígaro llega poco después de la clase y Don Bartolo le exige una explicación. Él le dice que está ahí para afeitarlo y Don Bartolo le entrega unas llaves para que pueda recoger el cuchillo y el resto del material. Aparece Basilio para sorpresa de todos. Fígaro y el conde (Don Alonso) señalan que la albahaca es como la escarlatina y que debe permanecer en reposo. Le dan un soborno a Basilio que finalmente los deja.

 

Fígaro afeita a Don Bartolo mientras que Almaviva y Rosina simulan una clase de música y combinan el escape. Don Bartolo escucha la conversación, expulsa al Fígaro y al conde, y busca la albahaca para advertirle que ese asunto de que el tal don Alonso tuvo que reemplazarlo, es un fraude. Al fin deducen que Don Alonso y Lindoro son disfraces que ha utilizado el conde y aceleran el contrato matrimonial.

 

Don Bartolo le dice Rosina que Lindoro está jugando con sus sentimientos, y para demostrárselo, le muestra una carta en donde Lindoro dice que planea secuestrarla para entregarla al conde Almaviva. Para vengarse, Rosina acepta casarse con Basilio. Almaviva, Rosina y Fígaro entran en la misma habitación y ellos le explican que Lindoro no ha existido nunca.

 

Llega el juez de paz para celebrar el matrimonio entre Rosina y el conde y Basilio se ve obligado a ser testigo. Don Bartolo llega con un oficial de policía para arrestar al Fígaro y al conde, pero Almaviva se identifica y Don Bartolo se da por vencido.

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